Queer data: inacción y evidencia

Esta publicación de blog se basa en los temas del libro Queer Data: Using Gender, Sex and Sexuality Data for Action, publicado en inglés por Bloomsbury Academic en enero de 2022.

Imagínese empujando una puerta cerrada. La académica feminista Sara Ahmed (2021) usa la metáfora de las puertas en su reciente escrito sobre el trabajo de quejas y diversidad. En esta publicación de blog continúo con esta metáfora y examino el papel de los datos en la construcción de una base de evidencia a fin de demostrar que algo está mal.

Cualquiera sea el peso de la fuerza que intente abrir la puerta, cuando esté cerrada, solo se abrirá con una llave. ¿En qué medida puede la fuerza, o el peso de la evidencia, presentar una solución alternativa al uso de una llave? La metáfora de empujar una puerta cerrada tiene implicaciones para quienes son personas LGBTQ, así como para trabajar sobre las vidas de las personas LGBTQ: ¿cómo se produce el conocimiento, qué tipos de conocimiento y para qué sirve?

La gestión de la diversidad no equivale a la liberación LGBTQ

Mi descripción de los datos se opone a los enfoques tímidos, conservadores y dañinos de la “gestión de la diversidad” que proliferaron en los colegios y universidades del Reino Unido desde al menos la introducción de la legislación de 2010 denominada Ley de igualdad. La gestión de la diversidad no tiene la intención de cambiar las estructuras de exclusión, sino de darle sentido a un “problema”, un término que utilizo para describir algo que los que están en el poder entienden como no deseado y que necesita ser tratado.

En pocas palabras, quisiera cuestionar la suposición de que más datos (o datos más detallados) mejoran la vida de las personas LGBTQ.

¿Qué sabemos?

Uno de los usos más comunes de los datos es describir o dar sentido a un problema. En los colegios y universidades, los problemas pueden incluir salarios y beneficios, empleo precario, falta de inclusión en el plan de estudios, salud mental, representación insuficiente en campos o papeles particulares, o intimidación y acoso.

Las actividades de recopilación de datos implican la recolección de datos para dar sentido a los problemas. Sin embargo, cómo se definen los problemas, a qué se le pone atención y qué problemas se entienden como “dignos de ser resueltos” no son características naturales del sector sino que son producto de los intereses y sesgos de quienes ya están en posiciones de poder.

Pensar en la relación entre datos y problemas invita a dos preguntas:

  • ¿Qué trabajo se requiere para realizar este trabajo?
  • ¿Qué historias se cuentan con estos datos?

Voy a abordar estas dos preguntas una por una.

En términos de trabajo, la necesidad de conocer la escala de un problema antes de que se pueda trabajar para abordar el problema plantea la pregunta: ¿quién se espera que realice este trabajo preliminar y a qué costo?

Por poner un ejemplo, los últimos años fueron testigos de una serie de consultas en Escocia y el Reino Unido sobre la reforma de la Ley de reconocimiento de género, legislación destinada a simplificar el proceso para que las personas trans obtengan el reconocimiento legal de su género vivido y cambiar el marcador de su género en el certificado de nacimiento. El gobierno del Reino Unido consultó sobre el tema en 2018, junto con consultas separadas del gobierno escocés en 2017 y 2020, e investigaciones del Comité selecto en 2016 y 2021. El gobierno escocés tiene previsto presentar un proyecto de ley de reforma en febrero de 2022.

En la consulta más reciente del gobierno del Reino Unido, aunque más de 100.000 personas y organizaciones respondieron, y la mayoría respaldaba una reforma significativa, el gobierno decidió no actuar sobre este resultado.

Para las personas LGBTQ, ¿por qué se espera que recopilemos, analicemos y presentemos datos como un requisito previo para el cambio?

En este ejemplo, ¿necesitamos más datos sobre el “problema”? Y a pesar de que ya se recopiló una gran cantidad de datos, ¿cuál (si es que existe algo) es el ímpetu para que aquellos en posiciones de poder hagan algo?

Al escribir sobre los datos acerca de la injusticia racial en los Estados Unidos, la socióloga Ruha Benjamin (2019) sostiene que el problema no es “una falta de conocimiento” y que “exigir datos sobre temas de los que ya sabemos mucho es una perversión del conocimiento”. Pero, ¿y si este tiempo, dinero y energía se utilizaran de otras formas? Se trata, por lo tanto, de una cuestión de trabajo. ¿Qué pasaría si este trabajo se gastara en el desarrollo de servicios de salud mental, la provisión de apoyo legal comunitario o ayuda monetaria con facturas atrasadas y pagos de alquiler?

Recopilar más datos sobre el problema, cuando ya existe suficiente evidencia, puede, por lo tanto, contribuir al desarrollo de narrativas de déficit o centradas en el daño sobre el grupo investigado. Como observaron Catherine D’Ignazio y Lauren F Klein (2020), los datos acumulados tienden a centrarse en los “problemas” como algo extraído de una descripción más holística de las fortalezas, la creatividad y la capacidad de acción de las personas. Esta acumulación de datos puede mantener el status quo y, para D’Ignazio & Klein (2020), “los individuos y grupos minorizados no deberían tener que demostrar repetidamente que sus experiencias de opresión son reales”.

Públicos destinatarios

Estas reflexiones invitan a la pregunta: ¿a quiénes se espera que los individuos y grupos minorizados presenten esta información? Para las personas LGBTQ, ¿por qué se espera que recopilemos, analicemos y presentemos datos como un requisito previo para el cambio? Como exploro en mi libro Queer Data, la información sobre las vidas de personas LGBTQ a menudo tiene la intención de cambiar los corazones y las mentes de una audiencia cisgénero heterosexual. Sin embargo, esta audiencia cisgénero y heterosexual puede o no tomar acción, según la calidad de la prueba proporcionada. Por lo tanto, la presentación de datos funciona como un medio para convencer a otros de que hagan algo.

Más que una fuerza para producir algo nuevo, ya sea bueno o malo, los datos también operan como un bloqueo en el sistema que perpetúa el orden existente y protege las formas actuales de trabajo.

Como puede imaginar, cualquier dependencia de personas y organizaciones que ya son poderosas para actuar es problemática. El Principio 21 del Manifiesto-No de datos feminista (2019) destaca cómo los proyectos destinados a abordar la inequidad no pueden depender de la buena voluntad de las instituciones para solucionar problemas.

El Manifiesto-No destaca con éxito un paso que falta entre la producción de conocimiento sobre el “problema” y la justificación para responder a los hallazgos presentados. Este encuadre de los datos traslada la responsabilidad de la calidad de los datos recopilados a quién o qué se espera que escuche y actúe.

Más que una fuerza para producir algo nuevo, ya sea bueno o malo, los datos también operan como un bloqueo en el sistema que perpetúa el orden existente y protege las formas actuales de trabajo. Incluso con el conjunto de datos más sólido, inclusivo y completo, todavía necesitamos contrarrestar el desafío de que los “buenos datos” solo nos permiten presionar más en una puerta cerrada.

Conclusión

La confianza en la buena voluntad de personas y organizaciones poderosas para actuar es una base insostenible para la liberación LGBTQ. Los esfuerzos para acumular más y más datos, con la esperanza de que la cantidad de evidencia abra la puerta, requiere cada vez más trabajo de aquellos que ya están minorizados y desfavorecidos por las estructuras existentes. Más insidiosamente, también requiere que los grupos minorizados recopilen más datos sobre sí mismos como un “problema”, lo que puede solidificar las narrativas de déficit o centradas en el daño.

¿Un atasco en el sistema?

Los datos son fundamentales para la liberación LGBTQ, pero su uso para la acción aún requiere que la evidencia llegue a los oídos de las personas que desean escuchar y actuar en respuesta.

Lo que necesitamos es un cambio de paradigma donde dediquemos menos energía a la producción de conocimiento sobre problemas y más energía a la producción de conocimiento sobre soluciones. No ofrezco ninguna garantía de que un enfoque en las soluciones resolverá los complejos desafíos que vemos en los colegios y universidades. Pero nos da la esperanza de que podamos encontrar la llave y ya no necesitemos empujar puertas cerradas.


Kevin Guyan es un investigador y escritor cuyo trabajo explora la intersección de datos e identidad. Es el autor de Queer Data: Using Gender, Sex and Sexuality Data for Action (Bloomsbury), que examina la recopilación, el análisis y el uso de datos de género, sexo y sexualidad, particularmente en lo que se refiere a las personas LGBTQ en el Reino Unido.

Published by Kevin Guyan

Dr Kevin Guyan is a researcher and writer based in Edinburgh whose work explores the intersection of data and identity.

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